Me gustaría contaros la historia de Nuria y de su hijo Pablo, Nuria se quedó embarazada de su primer hijo en primavera. Fue una gran alegría, aunque con las preocupaciones normales porque todo fuera bien…
El embarazo
A mediados del segundo trimestre empezaron las complicaciones. Todo comenzó con un dolor en la pierna que no le dejaba prácticamente caminar, el dolor se extendía por la parte posterior de la pierna desde la nalga casi hasta el pie e incluso le dolía al apoyar el pie en el suelo. “¡Ciática!”, le dijeron, que “es normal que les pase a las embarazadas, que no se preocupe, que en cuanto termine el embarazo se le pasará, que mientras tanto no podemos hacer nada…”. Nuria le preguntó al médico si no tendría relación con un dolor que tuvo unos meses atrás cuando sufrió una caída sobre el trasero esquiando y estuvo unos meses con dolor al estar sentada y al levantarse de la silla, pero parecía ser que “no tenía nada que ver”, por lo que se resignó y tuvo que quedarse en casa de baja y renunciar a los paseos que tanto le gustaban.
Al estar prácticamente sin ninguna actividad física empezó a ganar peso y la curva de la glucosa le salió en el límite, ya le avisaron que si seguía así tendría que empezar una dieta estricta (“¿más?…” pensó… “¡pero si cuido un montón lo que como!, el problema es que esta pierna no me deja ni moverme”).
Pasados unos meses y viendo que el niño iba bien y la pierna dolía algo menos empieza a estar más tiempo de pie y entonces comienza a tener un dolor en la zona baja de las costillas que de nuevo “es normal en embarazadas”, lo llaman tendinopatía de inserción, y de nuevo no podemos hacer nada…, en conclusión, que llega el final del embarazo y Nuria está deseando que llegue el día del parto para que pasen todos los dolores, no ha podido hacer muchas cosas en las clases preparto pero ha practicado mucho el tema de la respiración. Tiene miedo pero cree que está preparada para afrontarlo.
¡Semana 40! Consulta con la matrona y monitores: “¡que está muy verde…!”, “¡con paciencia…!” y así llegamos a la 41+3, si no se pone de parto le tendrán que provocar, le recomiendan dar paseos, hacer ejercicios, pero el dolor de la pierna y de las costillas no le dejan ni descansar, come algo picante como último recurso, pero lo bueno es que le han dicho que el niño está bien, aunque parece que viene un poco grande. Esa misma noche rompe aguas y en ese caso le han dicho que hay que ir enseguida al hospital porque hay más riesgo de infección.
Parto complicado
Ya en monitores… que efectivamente ha roto aguas pero que parece que puede ir para largo y le pasan a una habitación para ver si va dilatando. Si en 24 horas no se pone de parto por si sola le ayudarán a provocar el parto. No vamos a describir las 24 horas de angustia porque ya os las podéis imaginar, “contracciones no efectivas” les han llamado, finalmente le ponen un gotero de oxitocina (hormona que provoca las contracciones del parto), como no es oxitocina fisiológica las contracciones son constantes y muy dolorosas por lo que al final y a pesar de que no quería, termina pidiendo la anestesia epidural, y después de meses desaparece el dolor de la pierna, ¡qué alivio! Pasadas unas horas, dilatación completa, al paritorio, ¡qué bien!, ¡ya queda menos!… ilusa… el niño baja, pero vuelve a subir, no termina de salir, caras raras, un poco de prisas y al final le dicen que le van a ayudar porque en cada contracción al niño le bajan las pulsaciones y parece que hay algo que no le deja salir, la ayuda consiste en aplicar fórceps en la cabeza del niño para ayudarle a salir y a Nuria le hacen una episiotomía porque con fórceps es peligroso que se produzca un desgarro importante del suelo pélvico. Finalmente y tras unos momentos de angustia, el niño sale y Nuria siente un clack en la parte inferior y posterior de la espalda, pero ¡no pasa nada!, Pablo acaba de nacer y Nuria abre los brazos contenta para recibir a su bebe, pero tendrá que esperar un poco porque como el parto ha sido muy largo y dificultoso tienen que ver que todo está bien. Mientras tanto le van a realizar el parto de placenta y le van a coser la episiotomía.
Problemas con las tomas de Pablo
Al rato traen a Pablo con un gorrito y un pijama del hospital, todo bien, viene llorando desconsolado pero parece que eso es lo que hacen los niños al nacer, ¿no?, le dicen que le ponga al pecho que enseguida se irá calmando, Nuria nunca ha dado el pecho e intenta hacer lo que explicaron en las clases de preparto: sujeta bien al niño para que no se caiga, le intenta abrir bien la boca y meter el pezón, pero Pablo llora aún más fuerte y parece que está agobiado, ya les llevan a planta y “no te preocupes que si no coge, allí le pueden dar un poco de ayuda” ( es decir, leche de fórmula).
Ya en la habitación todo el mundo opina, que si “cuidado con la nariz que no puede respirar”, que “igual aún no tienes leche”, que “tendrá mucho calor”, “déjalo en la cuna para que no se acostumbre…”, y Nuria cada vez más agobiada. Pablo no toma, no se agarra al pecho, del pecho izquierdo juguetea un poco con el pezón pero del lado derecho imposible y, tras horas de llanto y angustia, al final acceden a que le den una ayuda, le dan un poco de biberón y Pablo toma agradecido para al final quedarse dormido plácidamente, “¡ves como tenía hambre!”.
A los días y tras muchos intentos los pechos de Nuria tienen grietas, sangran y le duelen cada vez que intenta darle de mamar. Además, Pablo está perdiendo demasiado peso y finalmente se rinden a la lactancia artificial y, por cierto, cuando pasó el efecto de la epidural y Nuria se intentó sentar, el dolor era tan intenso que sólo podía estar tumbada o recostada de medio lado.
Consulta a un osteópata
A las tres semanas, por recomendación de una amiga llegan a la consulta del osteópata porque Pablo sólo mira hacia el lado derecho y se le está aplanando la cabeza de ese lado (Plagiocefalia) y además, pese a estar cogiendo peso con el biberón, desde hace una semana llora desconsoladamente de 8 a 12 de la noche aproximadamente y hace caca cada cuatro o cinco días aunque les han dicho que es “normal”.
Tras una anamnesis y exploración exhaustivas llegamos a la conclusión de que Nuria, tras la caída en invierno esquiando, tuvo una lesión de cóccix (último hueso de la columna vertebral) en flexión, lo que irritó los ligamentos sacro coccígeos y sacro ciáticos por donde pasa el nervio ciático que, junto con los cambios de peso y de curvas que se experimentan en el embarazo, produjeron el dolor ciático.
Al no poder hacer nada de ejercicio y aumentar excesivamente de peso durante la gestación, se produjo también la tendinopatía de inserción de los músculos anteriores del abdomen o “síndrome de Lacomme”.
Al tener el cóccix en flexión por el traumatismo el diámetro transverso subpubocoxígeo (entre la parte inferior del pubis y el cóccix), que debe aumentar 2cm por empuje de la cabeza del niño, no tenía esa movilidad y por eso el niño volvía a subir, al utilizar el fórceps consiguieron sacar la cabeza produciendo una luxación del cóccix en extensión, lo que le provoca el dolor al sentarse.
También, el parto complicado e instrumental ha provocado que Pablo presente tortícolis que le obliga a mirar sólo hacia el lado derecho, además la inserción del músculo esternocleidomastoideo en espasmo provoca tensión en la sutura occipito-mastoidea del lado derecho que, junto con la distocia (impedimento de paso de la cabeza del niño) de parto que ya hemos comentado, aumenta la tension en el agujero rasgado posterior del cráneo por el que pasa el nervio neumogástrico que inerva parasimpáticamente el sistema visceral, pudiendo afectar al sistema digestivo e intestinal del niño.
Cuando le preguntamos a Nuria que tal ha ido el embarazo y el parto, dice que bien porque Pablo está bien, aunque tiene mucha pena por no haber podido darle leche materna. Ella se había informado muy bien de que esa es la mejor alimentación para su hijo, puesto que, según había leído la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva y por lo menos dos años combinada con otros alimentos en beneficio del sistema inmune del niño. Todo esto nos lo cuenta con lágrimas en los ojos y, su compañero, del que hasta ahora no habíamos hablado pero que ha sido clave acompañando todo este complicado proceso, nos comenta que él piensa que Nuria tiene una “pequeña” depresión postparto… ¿No os parece que es como para estar deprimida?
Tratamiento Osteopático para Nuria y su bebé... Pablo
Debemos tratar a Pablo de su tortícolis para ayudarle a mirar hacia el lado izquierdo y evitar que se aplane más la cabeza. Recomendamos a los padres cambiar todos los estímulos de lado para que mire a la izquierda, portarle en mochila para que tenga menos tiempo presión sobre el mismo lado de la cabeza y además así ayudarle en sus procesos digestivos. Al valorar en general a Pablo nos llama la atención una asimetría a nivel de las ramas de la mandíbula, y al hacer una exploración del suelo de la boca hay una tensión importante con una ligera anquiloglosia (frenillo) que, junto con la tortícolis, pudo ser la causa del fracaso de la lactancia.
También hacemos técnicas específicas para ayudar al estreñimiento y a sus digestiones. Enseñamos también a los padres a hacerle masajes para relajarle y ayudarle a hacer caca todos los días. Les recomendamos que le tengan piel con piel el mayor tiempo posible: ni Nuria ni Pablo tuvieron ocasión de hacer un buen apego al nacer y aún no es tarde para recuperar ese vínculo tan importante durante las primeras horas de vida del niño.
A Nuria le haremos una técnica de corrección de la lesión en extensión del cóccix junto con técnicas específicas para relajar todo el sistema músculo-ligamentoso de la pelvis y le recomendamos comenzar un tratamiento para rehabilitar su suelo pélvico. Además, le aconsejamos acudir a una consultora de lactancia materna (IBLCE) para intentar una relactación.
Tras unas sesiones, Pablo mejoró de su tortícolis, las tensiones en la boca, sus molestias intestinales y del estreñimiento; Nuria pudo dar lactancia materna a su hijo, además… ¡sentada y sin dolor!
Conclusión
Parece un final feliz pero si Nuria hubiera tenido una recomendación oportuna para acudir a un osteópata durante el embarazo podríamos haber liberado la fijación del cóccix en flexión, aliviando la ciática, evitado probablemente la tendinopatía o en caso de padecerla haberla tratado, el parto quizás pudiera haber sido más fisiológico y menos instrumentalizado si Nuria se hubiera encontrado en mejor estado físico y quizás se habrían evitado todas las complicaciones que sufrieron ella y su bebé.
Los nombres de la historia, como dicen en las películas de Hollywood, son ficticios. Con este relato queremos hacer ver que la ayuda está al servicio de las madres embarazadas y de sus bebés y que sólo tienen que buscarla en el lugar adecuado. Una visita al osteópata antes del parto puede ayudarnos a tener un embarazo, un parto y una maternidad más fisiológica y más lógica.
Esperamos que muchas de estas historias puedan tener un final feliz, pero también un desarrollo feliz de todo este maravilloso proceso que es la maternidad.
Dra. Cristina Pérez Martínez
Fisioterapeuta- Osteópata DO
Profesora de la Escuela de Osteopatía de Madrid
Doctora por la Universidad de Sevilla
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La Clínica-Escuela de la Escuela de Osteopatía de Madrid ofrece un servicio clínico a través del trabajo profesional de fisioterapeutas finalizando sus estudios en Osteopatía, junto con profesores de la EOM de amplia trayectoria asistencial y docente.